“¡Ir a terapia es para locos!” Si esta frase es cierta para ti, entonces…¡Hola, soy Nancy y estoy loca! La verdad lo prefiero así, ya que cuando vuelvo a lo “normal”, los gajes del trabajo, las citas familiares, el romance o cuando intento tomar las riendas de mi vida, es ahí cuando me pierdo a mí misma.

Desde pequeños estamos condicionados a ser los mejores, ir a la mejor escuela, obtener el trabajo de nuestros sueños, a ser amables y educados. De niños nos condicionan a ser “normales”, pero siendo honesta, no mucho de lo que he mencionado ha ayudado a manejar el estrés. Les diré lo que sí ha aportado entendimiento y bienestar, que espero sea útil para ti.

Hace un par de años cuando todo a mi alrededor iba de “viento en popa”, algo parecía no sentirse bien del todo –claro que tampoco lo identificaba porque es difícil ver lo que uno desconoce–. Estaba a punto de culminar mi carrera y de haber viajado. Conocí a un buen chico, tenía un trabajo en una agencia de publicidad en la cual trabajaba con marcas como Coca-Cola. Mi presente “era perfecto” y parecía que mi futuro también, no obstante, algo realmente no se sentía bien. Fue entonces cuando la idea de ir al psicólogo surgió, sin embargo, hasta ahí se quedó… en una idea.

Después de un año de cosas buenas y malas, la paciencia se esfumaba, la fortaleza y todo a mi alrededor se desmoronaba. Así que sin saber a quién o a dónde recurrir, fui a una sesión terapéutica. Por primera vez me encontraba en un consultorio sin nunca antes haber conocido a alguien que me sugiriera hacerlo. Estaba sentada cuestionando el si tal vez estaba siendo débil por no saber cómo tratar mis sentimientos, preguntándome por dónde iba a iniciar y si esto ayudaría a sentirme mejor. La primera sesión fue un desemboque de historias, lágrimas y preguntas. Interrogantes que siguieron igual por buen rato, de hecho, empezaba a sentir que solo le pagaba a alguien para que me escuchara, y yo estaba bien con eso.

Han transcurrido varias sesiones: los aprendizajes en terapia han sido gratos y de proceso lento en algunas áreas de mi vida. Me siento cómoda hablando de mi balance mental, platicándolo con amigos y familiares. ¡Es más! Ahora escribo acerca de mi experiencia en Cuida tu Mente Oregon Central. En fin, las cosas pasan por algo, ¿no? Tal vez tenía que estar un poco fuera de sí para obtener este trabajo.

Aparte de aprender más de la intercomunicación, hasta ahora la lección más enriquecedora es haber mejorado en el momento de ver cómo me siento. En ocasiones es difícil aceptar que tengo ansiedad o tristeza. Algunas mañanas son como si me despertara enfadada y cansada, incluso a menudo este sentir solía regir el resto de mi día, pero ir a terapia me ha puesto más alerta al momento de identificar mis emociones. ¡Ojo! Ninguna emoción es mala, eso también lo aprendí en terapia. Lo malo es cómo expresamos esa emoción, y ese es tema para otro artículo.

El amor propio también es algo que he rescatado en la terapia, y aunque no lo parezca, la iniciativa de ir al psicólogo es señal de que hay mucha autoestima. Me he reconectado conmigo, he vuelto a lo básico para entender mi presente. Ir a terapia es algo como volver al pasado, sacar todo lo bueno de lo “malo” que has vivido, y aplicarlo al presente para no caer en lo mismo en un futuro. Suena simple, pero si así lo fuera la psicología no tendría mucha relevancia en la actualidad.

Que esta pequeña anécdota sea el empujoncito que necesitas para buscar y explorar recursos para tu bien individual. En el Centro de Oregon, día con día surgen apoyos para nuestra comunidad con organizaciones y páginas web que ofrecen información en español, para que el idioma ya no sea una excusa. Por último, recuerda que no tienes que esperar a que pase un evento traumático para ir a terapia, todos necesitamos un poco de dirección en algún punto o circunstancia de la vida y eso no tiene nada que ver con la locura; más bien con la cordura.

Nancy Ayala trabaja como Consultora Lantinx en Quon Design and Communication. Ella está trabajando para promover la conciencia sobre la salud mental dentro de las comunidades Latinx del Centro de Oregon a través de Mind Your Mind Central Oregon. MYMCO es una asociación con los Servicios de Salud del Condado de Deschutes (DHS por sus siglas en inglés)  y el Consejo de Salud de Central Oregon, que incluye proveedores y defensores de salud en los condados de Crook, Jefferson y Deschutes.